Es necesario la construcción de consensos y la unidad para detener la reacción. Los sucesos de Honduras demuestran que los sectores conservadores de nuestros países son capaces de volver a utilizar la fuerza para mantener sus privilegios e imponerse a aquellos procesos democráticos que implican una transformación progresiva en sus sociedades. El Golpe cívico militar en Honduras nos recuerda nuestra historia, y deja bien en claro el papel de los medios de comunicación, en la complicidad para esconder las atrocidades que cometen en la búsqueda de sus objetivos; y el de las fuerzas armadas dominadas por el cipayismo a favor de los intereses antinacionales.Las transformaciones que estaba llevando adelante el presidente Zelaya eran claramente un avance hacia la justicia para el pueblo hondureño. Reivindicaciones básicas, como lo son la equiparación del salario mínimo al valor del costo de vida o el impulsar políticas en beneficio de los sectores más desposeídos y marginados, en términos de buscar la inclusión social, parecen ser una provocación intolerable para los sectores dominantes.Pero esta vez, también parece ser, que los pueblos latinoamericanos y sus gobiernos, no están dispuestos a dejar pasar en nuestra región la vuelta de la intolerancia y el autoritarismo. La respuesta debe ser contundente, mas allá de las diferencias, es necesario mostrar la unidad para impulsar la recuperación de la democracia en Honduras y la inmediata reposición en su cargo a su presidente constitucional.Las resoluciones de la OEA y lo expuesto en la Asamblea de la ONU por el presidente Zelaya, impulsadas por la firme y rápida reacción de los presidentes latinoamericanos, sirve como mensaje para todos los sectores de cada uno de nuestros países, que de alguna manera siguen pensando en un golpe de estado como una alternativa a lo que no pueden ganar en las urnas. Pero estos sucesos, deben ser también una señal de alerta para no descuidarse y cuidar firmemente lo ganado por nuestros pueblos.
TODOS SOMOS HONDURAS
Por una Universidad del Pueblo, en una Patria Liberada.
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